mardi 24 mai 2011

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... quiero cantar... pero cantemos juntos...

... quiero cambiar... pero cambiemos juntos...

... quiero crecer... pero crezcamos juntos...

... quiero vivir... pero vivamos juntos...

... quiero levantarme... mas levantémonos juntos...

... quiero gritar... pero gritemos juntos...

... quiero conspirar, planear, hacer, actuar, alzar mis armas contra el dios ignominioso de este mundo... pero conspiremos, planeemos, hagamos, actuemos, alcemos nuestras armas contra el dios ignominioso de este mundo, juntos...

... quiero explotar... pero explotemos juntos...

...porque...

... quiero la libertad... pero la libertad juntos...

... quiero la justicia... pero la justicia juntos...

... quiero tranquilidad... pero tranquilidad juntos...

... quiero todo, todo, todo... pero todo, todo, todo juntos...

... quiero siempre... pero siempre juntos...

Del escarnio venimos, y al escarnio dirigimos...

Viaje en órbita

El escarnio del mundo…

Ay, señor, dijo la mucamita,
lo que usted dice no es novedad…
porque lo mismo cuando me vieron
todos sus amigos me lo dijeron…

“La mucamita”, Nacha Guevara

La noticia ha sido ya por todos masticada. Es más, el escenario ha sido ya por muchos recreado. Y podría decirse que también la historia ha ya sido vista en muchas partes (antes, durante y después). La mucama de hotel que llega justo en el momento en que el señor está saliendo de la ducha. El señor que va saliendo desnudo de la ducha en el momento en que ella entra. La puerta que hace clac. Los zapatos oscuros y brillantes del señor a un lado del sofá. La mucama de hotel que husmea, que coge lo que no es suyo y lo cambia de lugar para seguir husmeando. El señor desnudo que descubre no estar solo, que hay alguien del otro lado de la pieza, cogiendo lo que no le pertenece. El deseo de coger lo que no es suyo, la ducha aún caliente, la mucama en la habitación de hotel. Ah, las grandes y altas suites de la ciudad de Nueva York. ¡Cuántas veces habrase imaginado una escena como esta la señorita mucama del hotel! ¡Cuántas veces al señor se le habrá venido la sangre y luego ido por los rincones del cuerpo, imaginando lo que haría en un momento así! ¿Por qué pues no habría de hacerse realidad la acariciada fantasía, sin tenerla que pagar? El caso es muy delicado. La mucama del hotel ni siquiera estaba al tanto de quién era ese señor que intentaba felarla como en un filme pornográfico. Y el señor no tenía idea que estaba destruyendo su brillante carrera por un desenfrenado arranque de erotismo al estilo americano.
Esta semana se ha escupido tinta de todos los colores sobre la deshonra de Dominique Strauss-Khan. Socialista francés con un capital familiar superior a los cincuenta millones de euros. Socialista y francés. Presidente del Fondo Monetario Internacional hasta hace pocos días. Y favorito para las elecciones presidenciales de Francia (2012), antes de ese día en que la ducha lo tirara desnudo a un circo que se convirtió en juzgado americano. ¡Cuánto se ha dicho y cuánto se habrá de seguir diciendo! Las secuelas de este affaire tienden sus tentáculos en todos los ámbitos; y toda la sociedad del mundo se siente con derecho a pronunciarse… y está bien. Pero hay un matiz escurridizo en el asunto: Se está tratando con ojos de Moral lo que debiera tomarse con Sabiduría. Esta moral que de repente se siente ultrajada por sus propios defensores, es la verdadera protagonista. El escándalo (su fiscal de oficio) quiere, exige y se regocija con revelar la debilidad más ruin de un altísimo funcionario público (¿?) internacional. Y de la misma forma que los mitos griegos se jactaron tanto de enseñar las banalidades del Olimpo, las noticias de leyenda se las ingenian para que la farándula engruese sus filas de anti-héroes. La imagen de aquel hombre que en los noticieros franceses de la noche se remitiera a su limpieza y a su honestidad frente a cualquier opositor político, ahora volvía a pasar en la televisión, atado de manos como un delincuente. ¿Pero puede decirse que una persona con la reputación del señor DSK puede llegar a ser un delincuente? Claro que no.
Súbitamente las sociedades de información francesas hicieron conciencia y acataron una consigna de la ley que prohíbe la transmisión de imágenes que muestren el arresto de personas antes de haber sido declaradas culpables en un juicio. “La atadura de manos denigra la dignidad y la reputación de los individuos inocentes”. Muy oportuno el reclamo, ahora que el sujeto en cuestión resultó ser una especie de diosecillo que sostenía su rayo desde una celda. Justo en el momento en que penetraba un nuevo pasaje sombrío de la historia, la prensa sintió miedo de su oficio. Vaya. Pero parece que el señor Strauss-Khan ya tenía bastantes antecedentes de acoso sexual a funcionarias, sobrinas de funcionarias, secretarias de sobrinas de funcionarias, etc.; y no solo eso, sino que ciertos intentos de violación habían sido callados por la prensa; callados por la prensa; callados por la prensa hace no muchos años, según eso para proteger la vida íntima de uno de los personajes con más influencia sobre el auditorio económico internacional, y la reputación de las víctimas. La sociedad de información francesa había estado acunando a una fiera. ¿Pero qué no todos somos fieras? El problema aquí es que no todos somos fieras socialistas millonarias.
La noticia había que darla, pues era ya un escándalo en el mundo. Entonces todos los franceses tuvieron que enterarse de algo que no querían escuchar, por miedo a reconocerse; por temor de la verdad. Y sin embargo, en esta historia poco a poco se han ido desplazando los temas. De la felación, a la liberación condicional y al departamento neoyorquino del pobre DSK, que dice haber vivido una pesadilla. Ahora se habla de quién podrá sustituir en el FMI el cargo de Señor Desnudo. ¿Quién habrá de meterse a la ducha? El agua está caliente. Y entre la lista vemos nombres que canalizarán de nuevo todo el escarnio del mundo.

mardi 17 mai 2011

Cuenta cuántos cuentos

Viaje en órbita

Olvido o memoria: narración

¿Eres tú quien salva?
(La memoria salva)
¿Quién alejará de nosotros
esta lluvia tenaz?
Árbol de ceniza, X
Víctor Manuel Cárdenas

LA raza humana, la especie, es quizá el animal más adaptado al mundo que habita. Sin embargo tiene, ha tenido y tendrá un eterno problema, también es el animal más agresivo y violento del planeta. Su razón, es una maldición; su fuerza, la condena. La gran paradoja de la humanidad es que no trata de dominar otras especies, sino a sí misma; la guerra se ha convertido en un ejercicio de autodestrucción bien extendido por todos los lugares que puebla. La masacre y la barbarie son el estigma de la civilización humana, y hay dos maneras de afrontar este estigma: el olvido o la memoria. Uno es temporal, pues la masacre vuelve cada siempre; la otra es salvadora, pero intermitente.
La memoria es una de las subjetividades humanas más atacadas por quienes ostentan el poder. Las sociedades que conforman esta especie animal viven en polos distantes, o se les mantiene así: en el olvido, si sólo en el presente; en la memoria, si sólo en el pasado. Una carencia constante de información y razón avasalla con toda la esperanza humana. Es necesario escribir la historia de lo que falta para que la sociedad avance.
La historia es una narración de la enormidad, donde se enclavan los hechos innegables. No obstante, ante hechos de barbarie, en el discurso público se confrontan dos tipos de verdades o de realidades: una que es promovida por el Estado –quien pretende mantener el control a través de una representación de los hechos hecha a la medida–, y otra que es conservada con recelo por la sociedad –a través de la memoria pública–. Para administrar dicha memoria el Estado impone una “historia oficial”, caracterizada por la omisión de los hechos de barbarie, difundiendo una interpretación global de lo acontecido. Dentro de este relato, las víctimas pierden identidad y por tanto subjetividad. Los actos de barbarie suelen ser tratados desde distintas formas de narración: la lucha entre buenos y malos, donde Estado indiscutiblemente es bueno; o “el relato de los dos demonios”, que no deja lugar a matices para ninguno de los bandos, y donde las víctimas son tan culpables como los victimarios. Los medios que utiliza el Estado para establecer su narración de la historia son los medios masivos, paradójicamente inalcanzables para la masa que recuerda, que sufre y que se resiste al olvido sistemático a que está impuesta.
Dentro de esta dinámica la novela, el filme, el periodismo, la fotografía y todas las manifestaciones de cultura, se convierten en herramientas útiles para elaborar una contranarración que se oponga al olvido, con el afán de reconstruir la memoria de la sociedad. Muchos hablan ya de reconstruir el tejido social, para eso es urgente despertar. El régimen debe caer para que el velo del olvido se corra ante nuestra colectividad y vuelvan las razones y la paz. La narración de la memoria sólo tomará forma mientras el tiempo pasa, las generaciones nuevas, que han crecido habituadas a una verdad bien poco clara, serán terreno fértil para la palabra reconstructiva, la palabra que aspira a la reparación y a la justicia.
Pero muchas veces, para ocultar la barbarie el Estado no utiliza la amnesia, sino la ignorancia. El desconocimiento de la realidad es tan peligroso como el olvido. Parece muy simple, pero hay que enunciarlo: Mientras el olvido debe ser derrumbado con la recuperación de la memoria; la ignorancia debe ser eliminada con la revelación de la verdad. Cuando reina el silencio en un país de ignorancia, se vuelve urgente la palabra de edificación, la palabra que despierta la luz en medio de una caverna.


Foto: Ivonne Barajas

mardi 10 mai 2011

Las preguntas del millón o el millón de preguntas

Viaje en órbita

Contesta y ganarás

Josué Solís Hernández

Disculpe, ¿usted cree que la democracia es algo útil? ¿Es válido dejar que la mayoría siempre tenga la razón? ¿Un pueblo ignorante tiene derecho a elegir a sus gobernantes? Señora: ¿para qué sirve un diputado? Señor: ¿sabe usted a cuánto sale un barril de petróleo? ¿Qué es la bolsa de valores? ¿Cuántos alumnos en clase de secundaria podrían definir la palabra mediocridad? ¿Cuántos maestros sabrían explicarla? ¿Por qué la gente enciende la televisión para ponerse a platicar? ¿En su barrio los vecinos también exageran el volumen de su música? ¿Por qué es más fácil ponerse una tanga que una toga? ¿Por qué muchas personas llaman “vino” a cualquier licor? ¿Cuánto dinero debe usted? ¿Por qué muchas iglesias continúan abarrotándose todos los domingos? ¿Sabe usted calcular el diezmo? Jovencita: ¿qué es un átomo? ¿Cuántas bibliotecas públicas están cerca de su casa? Muchacho: ¿cuántos lados tiene un octaedro?, ¿a qué se parece cada lado? Niño: ¿qué desayunaste?, ¿cuántas cocacolas al día se toma tu papá? Niña: ¿cómo te gusta el brócoli?, ¿y las papas? Familia: ¿ya terminaron de leer los libros que les regalaron el mes pasado? ¿En cuántos segundos puede usted recitar el abecedario? ¿Podría completar la frase siguiente? “A mis soledades voy…” ¿Qué pasa cuando se coloca un espejo frente a un espejo? ¿Cuál es el gas que mejor sirve para respirar? ¿Qué tiene que ver esto con los árboles? ¿Por qué el cielo es azul?
Disculpe usted, ¿cree que la educación es algo útil? ¿Por qué? Señor presidente, si un albañil gana 57 pesos diarios y se toma 3 caguamas de 18 pesos cada 36 horas, ¿cuáles son sus utilidades netas por mes?, ¿y las de usted? Amigo, ¿sabes dónde venden mota? ¿A quién le tienes más miedo, al vecino o a la policía? ¿A dónde te fuiste de vacaciones en semana santa? Señor gobernador: ¿en qué se parecen Iscariote y Tadeo?, ¿qué tiene que ver esto con la PGR y la PGJE? ¿Tiene usted miedo de la muerte? ¿Cómo se mueve una torre en el ajedrez? ¿Cuál es la diferencia entre un azteca, un zapoteca y un imeca? ¿Es usted homosexual?, ¿sus hijos lo son?, ¿le provoca esto temor? Señor diputado, ¿qué tiene que ver usted con todo esto? ¿Cuándo fue la última vez que vio una buena película en el cine? ¿Sabe usted lo que significa genocidio? ¿Cuánto puede resistir un ratón bajo el agua sin morir?, ¿y un niño? Señorita colegiala: ¿Conoce usted sus derechos?, ¿cuáles son? ¿Pares o nones? ¿Ya sacaste tu credencial de elector? Joven y animoso locutor, ¿qué es una dictadura? Viejo y aburrido conductor de radio, ¿para qué sirve el fraude electoral? ¿Cuántas horas tiene un año? ¿El próximo 2012 habrá olimpiadas o mundial? Señora alcaldesa, ¿cómo le va?
Disculpe, usted que no tiene madre pero sí un buen negocio, ¿cuánto le paga a sus empleados? ¿De qué viven los vampiros? ¿Qué tipo de sangre es usted? Señor director, ¿qué modelo es su automóvil? Si en un vagón de tren caben 30 migrantes encaramados, y el tren tiene 150 vagones, ¿cuánto ganan los polleros? ¿Qué quieren decir las siglas ISSSTE, IMSS y SSA? ¿Cuál es la edad de jubilación en México? Mamá, muchas felicidades.

Sobre la información... la pobreza de interés

Viaje en órbita

El vicio circular

Josué Solís Hernández

“Era yo quien entraba, ya despierto, asomado a la niebla,
viendo cómo aquel crimen disfrazado de piedras con ventanas
se agrandaba, ensanchándose,
perdiéndose la idea de su altura,
viéndole intervenir hasta las nubes.”
Rafael Alberti, en “New York”

La información que corre cada día en los medios de comunicación se viste como remanso de luz y de verdad, y nadie la cuestiona. Muy pocos televidentes, lectores de prensa y radioescuchas se hacen preguntas sobre las intenciones de las noticias y los efectos que causan en la masa. Parece que un velo diario se corre ante los hechos del pasado; que los datos acumulados en la memoria selectiva de la gente han sido escogidos con premeditación y con ventaja. Un logro visto en la televisión, esconde el silencio de centenas de fracasos. Seamos claros, demos ejemplos y arriesguémonos a hablar:
1. Hace unos días, en el barrio de El Mezcalito, Colima, hicieron preso a un presunto asesino del exgobernador Silverio Cavazos. Una operación conjunta entre la policía federal y la armada de México concluyó con este final feliz. El sujeto apodado la Vaca según eso era el autor material de la muerte del Ventarrón, del Johnny, del Parral, de la Rata y también del Sílver, y estaba siendo protegido por elementos de la policía estatal. Recordemos que no hace mucho tiempo el gobierno colimote presentó algunos presuntos implicados en el caso, se regó el tema con un silencio sepulcral (que rima con oficial), y ni la muerte del coordinador de asesores sacó un botón en el rosal de las declaraciones. No parecía extraño entonces que los meros federales vinieran a ejecutar tareas que el estado no puede garantizar, ya que la presunta detención de algunos coludidos habría dejado libre al asesino. Sin embargo el domingo el gobernador Mario Anguiano rompió el silencio con entereza poco común, para decir que la Vaca que agarraron no es la Vaca de verdad, que debe tratarse de un error o de un rumor o de un falso mugido, e incluso dio algunos detalles que ojalá no entorpezcan las investigaciones. Pero qué importa el autor material del crimen, si falta que se encuentre, se detenga y juzgue al autor intelectual. A ese “autor”, que sigue (¿y seguirá?) transitando con impunidad, nadie le ha puesto nombre todavía. Y al final una supuesta verdad y sus refutaciones, acaban imponiéndose a la seguridad de nuestras calles.
2. Y hablando de calles, la propuesta de reforma a la Ley de Seguridad Nacional ha hecho nido en boca de todos. Esa famosa y trabada propuesta, que devuelve la libertad bélica al Ejecutivo federal (libertad desde hace mucho conocida en nuestro México). Con esta ley, promulgada en 2005, se elaboró una manera de “garantizar” la seguridad ante cualquier intervención extranjera o caos o amenaza a la armonía del Estado. Lo que el gobierno federal pretende ahora es la regulación de algunos detallitos que se han venido violando, como la utilización de las fuerzas armadas sin previa autorización del Congreso, la falta de respeto a la integridad y derechos de las personas, entre otras cosas que se propone transformar a conveniencia de todos los mexicanos. Uno de los argumentos que presentó el gobierno para justificar su propuesta es que la “guerra” es un estado bien concreto, pero la paz es siempre relativa; otramente dicho, que la guerra tiene un lugar bien preciso en las categorías de la existencia, pero la paz pudiera no materializarse nunca y que por eso es necesario asegurarla. El Estado se puso en el borde de un abismo filosófico más que político; y manifiesta sus dudas y vacilaciones estructurales, convirtiéndolas en ley. Si la paz es relativa, ¿cuánto más relativa es la seguridad? Y ¿por qué no hacer una reforma paralela al sistema de impartición de Justicia?, por ejemplo. Pero de esa ciega parece que sólo corresponde hablar a quienes la reclaman. La seguridad se impone a la justicia, porque el territorio es más rico que el país.
3. Y hablando del país, antier, Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, anunció con toda solemnidad la muerte oficial de Osama Bin-Laden, otro presunto responsable de un gran crimen y enemigo No 1 del mundo occidental. La muerte de miles de hombres, mujeres y niños en el mundo fue reivindicada por fuerzas especiales del ejército de los E.U. Poco antes de que se cumplan 10 años de la destrucción de las torres en Nueva York, con las elecciones a venir, Obama provoca el regocijo de millones de ciudadanos. Ha dado venganza a las víctimas de un cuestionadísimo ataque terrorista; surge de nuevo un adalid de la justicia; la guerra en medio-oriente sigue (¿y seguirá?) siendo una causa justa, aunque lo único justo de verdad terminen siendo los precios del petróleo. Seguro que ninguna oposición obtendrá clara respuesta. La justicia de una reivindicación internacional se está imponiendo sobre la verdad de la explotación del mundo.
Un vicio circular en el uso de los medios dicta sus reglas en el círculo vicioso de la comunicación. ¿Quiénes son las verdaderas víctimas en este cuento sin fin de detectives desesperados?