lundi 11 mars 2013

Respuesta a un compañero de oficio que preguntaba en un muro "qué hace poeta al poeta".

Yo respondo ingenuamente; salvajemente: "La voz de los démones". Pero mi respuesta no me dejô tranquilo. Mierda, los démones, qué cursi soy. Y luego, leyendo, la voz de los démones me interrumpiô. Salté entonces a corregir: "Es la poesîa que hace poeta al poeta. Este, sin la poesîa, no tiene ningûn valor extraordinario, mâs allâ de la animalidad que lo convierte en humano. Un poeta muerto joven vale mâs que un viejo escribiendo versos que nadie quiere leer. El poeta es desechable, como el cuerpo. Es ahî donde intervienen los démones, saltando de un cuerpo a otro, de una mente a otra mente. Y es la mente del humano que no soporta la voz inmaterial de aquellos démones, es la mente que vuelca al humano a la escritura, a balbucir por escrito lo que los démones cantan. Y es eso, lo escrito, que se tiene por poesîa en el mundo del lenguaje. Y es esa poesîa que hace poeta al poeta." Y ya. Mierda, la poesîa, qué cursi soy.

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