mardi 24 mai 2011

Del escarnio venimos, y al escarnio dirigimos...

Viaje en órbita

El escarnio del mundo…

Ay, señor, dijo la mucamita,
lo que usted dice no es novedad…
porque lo mismo cuando me vieron
todos sus amigos me lo dijeron…

“La mucamita”, Nacha Guevara

La noticia ha sido ya por todos masticada. Es más, el escenario ha sido ya por muchos recreado. Y podría decirse que también la historia ha ya sido vista en muchas partes (antes, durante y después). La mucama de hotel que llega justo en el momento en que el señor está saliendo de la ducha. El señor que va saliendo desnudo de la ducha en el momento en que ella entra. La puerta que hace clac. Los zapatos oscuros y brillantes del señor a un lado del sofá. La mucama de hotel que husmea, que coge lo que no es suyo y lo cambia de lugar para seguir husmeando. El señor desnudo que descubre no estar solo, que hay alguien del otro lado de la pieza, cogiendo lo que no le pertenece. El deseo de coger lo que no es suyo, la ducha aún caliente, la mucama en la habitación de hotel. Ah, las grandes y altas suites de la ciudad de Nueva York. ¡Cuántas veces habrase imaginado una escena como esta la señorita mucama del hotel! ¡Cuántas veces al señor se le habrá venido la sangre y luego ido por los rincones del cuerpo, imaginando lo que haría en un momento así! ¿Por qué pues no habría de hacerse realidad la acariciada fantasía, sin tenerla que pagar? El caso es muy delicado. La mucama del hotel ni siquiera estaba al tanto de quién era ese señor que intentaba felarla como en un filme pornográfico. Y el señor no tenía idea que estaba destruyendo su brillante carrera por un desenfrenado arranque de erotismo al estilo americano.
Esta semana se ha escupido tinta de todos los colores sobre la deshonra de Dominique Strauss-Khan. Socialista francés con un capital familiar superior a los cincuenta millones de euros. Socialista y francés. Presidente del Fondo Monetario Internacional hasta hace pocos días. Y favorito para las elecciones presidenciales de Francia (2012), antes de ese día en que la ducha lo tirara desnudo a un circo que se convirtió en juzgado americano. ¡Cuánto se ha dicho y cuánto se habrá de seguir diciendo! Las secuelas de este affaire tienden sus tentáculos en todos los ámbitos; y toda la sociedad del mundo se siente con derecho a pronunciarse… y está bien. Pero hay un matiz escurridizo en el asunto: Se está tratando con ojos de Moral lo que debiera tomarse con Sabiduría. Esta moral que de repente se siente ultrajada por sus propios defensores, es la verdadera protagonista. El escándalo (su fiscal de oficio) quiere, exige y se regocija con revelar la debilidad más ruin de un altísimo funcionario público (¿?) internacional. Y de la misma forma que los mitos griegos se jactaron tanto de enseñar las banalidades del Olimpo, las noticias de leyenda se las ingenian para que la farándula engruese sus filas de anti-héroes. La imagen de aquel hombre que en los noticieros franceses de la noche se remitiera a su limpieza y a su honestidad frente a cualquier opositor político, ahora volvía a pasar en la televisión, atado de manos como un delincuente. ¿Pero puede decirse que una persona con la reputación del señor DSK puede llegar a ser un delincuente? Claro que no.
Súbitamente las sociedades de información francesas hicieron conciencia y acataron una consigna de la ley que prohíbe la transmisión de imágenes que muestren el arresto de personas antes de haber sido declaradas culpables en un juicio. “La atadura de manos denigra la dignidad y la reputación de los individuos inocentes”. Muy oportuno el reclamo, ahora que el sujeto en cuestión resultó ser una especie de diosecillo que sostenía su rayo desde una celda. Justo en el momento en que penetraba un nuevo pasaje sombrío de la historia, la prensa sintió miedo de su oficio. Vaya. Pero parece que el señor Strauss-Khan ya tenía bastantes antecedentes de acoso sexual a funcionarias, sobrinas de funcionarias, secretarias de sobrinas de funcionarias, etc.; y no solo eso, sino que ciertos intentos de violación habían sido callados por la prensa; callados por la prensa; callados por la prensa hace no muchos años, según eso para proteger la vida íntima de uno de los personajes con más influencia sobre el auditorio económico internacional, y la reputación de las víctimas. La sociedad de información francesa había estado acunando a una fiera. ¿Pero qué no todos somos fieras? El problema aquí es que no todos somos fieras socialistas millonarias.
La noticia había que darla, pues era ya un escándalo en el mundo. Entonces todos los franceses tuvieron que enterarse de algo que no querían escuchar, por miedo a reconocerse; por temor de la verdad. Y sin embargo, en esta historia poco a poco se han ido desplazando los temas. De la felación, a la liberación condicional y al departamento neoyorquino del pobre DSK, que dice haber vivido una pesadilla. Ahora se habla de quién podrá sustituir en el FMI el cargo de Señor Desnudo. ¿Quién habrá de meterse a la ducha? El agua está caliente. Y entre la lista vemos nombres que canalizarán de nuevo todo el escarnio del mundo.

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