mardi 10 mai 2011

Sobre la información... la pobreza de interés

Viaje en órbita

El vicio circular

Josué Solís Hernández

“Era yo quien entraba, ya despierto, asomado a la niebla,
viendo cómo aquel crimen disfrazado de piedras con ventanas
se agrandaba, ensanchándose,
perdiéndose la idea de su altura,
viéndole intervenir hasta las nubes.”
Rafael Alberti, en “New York”

La información que corre cada día en los medios de comunicación se viste como remanso de luz y de verdad, y nadie la cuestiona. Muy pocos televidentes, lectores de prensa y radioescuchas se hacen preguntas sobre las intenciones de las noticias y los efectos que causan en la masa. Parece que un velo diario se corre ante los hechos del pasado; que los datos acumulados en la memoria selectiva de la gente han sido escogidos con premeditación y con ventaja. Un logro visto en la televisión, esconde el silencio de centenas de fracasos. Seamos claros, demos ejemplos y arriesguémonos a hablar:
1. Hace unos días, en el barrio de El Mezcalito, Colima, hicieron preso a un presunto asesino del exgobernador Silverio Cavazos. Una operación conjunta entre la policía federal y la armada de México concluyó con este final feliz. El sujeto apodado la Vaca según eso era el autor material de la muerte del Ventarrón, del Johnny, del Parral, de la Rata y también del Sílver, y estaba siendo protegido por elementos de la policía estatal. Recordemos que no hace mucho tiempo el gobierno colimote presentó algunos presuntos implicados en el caso, se regó el tema con un silencio sepulcral (que rima con oficial), y ni la muerte del coordinador de asesores sacó un botón en el rosal de las declaraciones. No parecía extraño entonces que los meros federales vinieran a ejecutar tareas que el estado no puede garantizar, ya que la presunta detención de algunos coludidos habría dejado libre al asesino. Sin embargo el domingo el gobernador Mario Anguiano rompió el silencio con entereza poco común, para decir que la Vaca que agarraron no es la Vaca de verdad, que debe tratarse de un error o de un rumor o de un falso mugido, e incluso dio algunos detalles que ojalá no entorpezcan las investigaciones. Pero qué importa el autor material del crimen, si falta que se encuentre, se detenga y juzgue al autor intelectual. A ese “autor”, que sigue (¿y seguirá?) transitando con impunidad, nadie le ha puesto nombre todavía. Y al final una supuesta verdad y sus refutaciones, acaban imponiéndose a la seguridad de nuestras calles.
2. Y hablando de calles, la propuesta de reforma a la Ley de Seguridad Nacional ha hecho nido en boca de todos. Esa famosa y trabada propuesta, que devuelve la libertad bélica al Ejecutivo federal (libertad desde hace mucho conocida en nuestro México). Con esta ley, promulgada en 2005, se elaboró una manera de “garantizar” la seguridad ante cualquier intervención extranjera o caos o amenaza a la armonía del Estado. Lo que el gobierno federal pretende ahora es la regulación de algunos detallitos que se han venido violando, como la utilización de las fuerzas armadas sin previa autorización del Congreso, la falta de respeto a la integridad y derechos de las personas, entre otras cosas que se propone transformar a conveniencia de todos los mexicanos. Uno de los argumentos que presentó el gobierno para justificar su propuesta es que la “guerra” es un estado bien concreto, pero la paz es siempre relativa; otramente dicho, que la guerra tiene un lugar bien preciso en las categorías de la existencia, pero la paz pudiera no materializarse nunca y que por eso es necesario asegurarla. El Estado se puso en el borde de un abismo filosófico más que político; y manifiesta sus dudas y vacilaciones estructurales, convirtiéndolas en ley. Si la paz es relativa, ¿cuánto más relativa es la seguridad? Y ¿por qué no hacer una reforma paralela al sistema de impartición de Justicia?, por ejemplo. Pero de esa ciega parece que sólo corresponde hablar a quienes la reclaman. La seguridad se impone a la justicia, porque el territorio es más rico que el país.
3. Y hablando del país, antier, Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, anunció con toda solemnidad la muerte oficial de Osama Bin-Laden, otro presunto responsable de un gran crimen y enemigo No 1 del mundo occidental. La muerte de miles de hombres, mujeres y niños en el mundo fue reivindicada por fuerzas especiales del ejército de los E.U. Poco antes de que se cumplan 10 años de la destrucción de las torres en Nueva York, con las elecciones a venir, Obama provoca el regocijo de millones de ciudadanos. Ha dado venganza a las víctimas de un cuestionadísimo ataque terrorista; surge de nuevo un adalid de la justicia; la guerra en medio-oriente sigue (¿y seguirá?) siendo una causa justa, aunque lo único justo de verdad terminen siendo los precios del petróleo. Seguro que ninguna oposición obtendrá clara respuesta. La justicia de una reivindicación internacional se está imponiendo sobre la verdad de la explotación del mundo.
Un vicio circular en el uso de los medios dicta sus reglas en el círculo vicioso de la comunicación. ¿Quiénes son las verdaderas víctimas en este cuento sin fin de detectives desesperados?

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